La crème brûlèe, todo un clásico, que merece un lugar destacado y que seguro que te sorprende porque es tan fácil como comértela.

Uno de esos postres que te dejan los ojos en blanco (tendríais que ver la cara de mi hija), y que tendrás que esconder en un rincón de la nevera, porque es irresistible.

Merece la pena disfrutar de un plato tan sencillo y tan delicioso, aunque tengas que compensarlo con una ensalada, porque contundente es.

No dudes en prepararlo si tienes invitados, puedes tenerlo listo el día anterior y presentarlo en individuales, será mas cómodo de servir y quedará perfecto.

Empezamos,

 

INGREDIENTES

• 400 gr de nata para montar
• 100 gr de leche
• 75 gr de azúcar
• 4 yemas de huevo
• 1 vainilla ó 1 cucharadita en pasta
• un poco mas de azúcar para la capa de encima

 

 

Empezaremos, precalentando el horno a 165°, con calor arriba y abajo.

En una cacerola ponemos la nata, la leche y el azúcar. Abrimos la vainilla a la mitad, con la punta de un cuchillo sacamos las semillas y las echamos a la mezcla anterior. Añade también la vaina vacía, para aprovecharnos y dar mas sabor. Llevamos a fuego medio hasta que justo empiece a hervir, pero sin que hierva. Retiramos del fuego y reservamos. 

En un bol batimos las yemas y vamos añadiendo poco a poco la leche sin dejar de mezclar.

Llenamos los recipientes. Preparamos una fuente que llevaremos al horno, la llenamos con agua caliente hasta algo menos de la mitad y ponemos los moldes dentro, al baño María.

El agua tiene que llegar mas o menos a la mitad de los moldes.

Dejaremos durante 40 minutos aproximadamente.

Para comprobar que están bien cuajados, puedes pincharlos y la aguja tendrá que salir limpia o presionar ligeramente en el centro. Dejamos que templen y llevamos a la nevera. Mejor de un día para otro.

Poco antes de servir, saca de la nevera, espolvorea con azúcar y haz el caramelo con ayuda de un soplete o de una plancha para quemar.

Listo.

 

¡A DISFRUTAR!!

 

Olga